Hace algunos meses que escribí estas líneas, pero no me avergüenza reconocer que como todo humano tuve y tengo dudas, sentimientos, debilidades y fortalezas, hoy puedo decir que soy un poco más fuerte y que gracias a Dios todo se esclarece, crecemos interiormente por lo que somos en función del amor de Dios, no por lo que decimos ser o tener.
Tienes un loverinto en la cabeza
Sobre una mesita vieja se reclinan sus ganas de expresar todo lo que no
ha podido y aunque prefiere la forma tradicional, su necesidad apresurada le
dicta, el lápiz descansa esa vez: “tac tac”, las teclas sonantes, la pantalla
de una lap top refleja su ansiedad, sus dedos son palabras pintadas en segundos,
al tiempo que su cerebro grita, ya pasa del medio día y lo único que ella
quiere es escribir:
Es una pregunta incontestable la vida, no existen respuestas definidas,
sólo opciones para continuar, algunos dicen que puedes continuar "perdiendo el
tiempo" haciendo lo placentero, también dicen los expertos en vivir: “aprovecha el trabajo”; puedes continuar haciendo la rutina que ya te sabes,
o quizá puedes continuar pensando en tus sueños y parecer un iluso a medio
dormir, pero tienes que continuar, de algún modo, en alguna parte, para algún
objetivo, tienes que continuar.
El loverinto en la cabeza
Foto: Un día feliz, dentro del loverinto. |
Parece que “no tienes la suficiente madurez”, le ha dicho alguna vez
alguien importante, “eres una persona creativa” le ha dicho su hermana, una
amiga le admira su "nobleza" y algunos le dicen que la quieren "mucho", el amor de su vida le ha confesado que es lo
mejor que le ha sucedido, pero ella… parece estar en un estado somnoliento, con
los sueños y la vida a medias.
-¡Qué le pasa a mi cabeza! Necesito estar mejor, trato de hacer las cosas
bien, pero la motivación se me está escapando. Trato de recordar lo que mi
madre me dijo: que todo esfuerzo tendría una recompensa, que en la claridad de
un nombre se reflejaría mi personalidad. Pero estoy aquí, haciéndome mil
preguntas y vaya que ya no soy adolescente, entonces: ¿por qué adolezco de
razón? ¿Por qué adolezco los sentimientos?
A esta situación le he llamado el loverinto en la cabeza, conjugué dos cosas gracias a la mezcla que me dejó estudiar inglés: lover por los sentimientos y la
parte into de la palabra: laberinto, por todos los trazos que hay en mi cabeza
que se enredan de momento a otro, con múltiples opciones cerradas y al parecer, por ratos una sola salida. De esta forma y en un instante de insight-percepción interna- surge un segundo significado: lover “quien ama” into “hacia
– significando dentro-” porque eso es lo que busco, el amor dentro de mí, el
motor de mi vivir, la luz que se enciende para alumbrar los ojos, la semilla
del Creador de mi existencia, eso es lo que busco.
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